Que el consumidor medio haya evolucionado con el paso de los años y que ahora sea exigente tanto por el precio como por la calidad del producto no debería sorprenderle a nadie. Ahora se mira con lupa (o con aplicaciones móviles) de dónde procede la materia prima, cómo se elabora y si es o no saludable para nuestro organismo. La forma de comprar alimentos ha cambiado a mejor, sí, y con ella, el valor que merece cada producto.
La Indicación Geográfica Protegida tiene como fin ayudar al consumidor en esta ardua tarea destacando aquellos productos que, por su excelencia, las características de su materia prima, el medio geográfico de dónde procede y la forma en la que se extrae y trabaja merecen llegar a los hogares de todo el mundo.
Este importante sello, respaldado por la Unión Europea, evita la comercialización fraudulenta, favorece el consumo transparente, protege la autenticidad, el origen, las marcas e impulsa los tesoros gastronómicos de aquellas regiones que luchan por defender su producto.
Por ello decimos que contar con el sello IGP en cada lata es mucho más que sentirse respaldado por las autoridades pertinentes, es sentir que todo el trabajo centenario, artesano, tradicional y leal para con la materia prima tiene sus frutos. O al menos nos hace llegar a ti de la mejor forma.
La Indicación Geográfica Protegida de la Caballa de Andalucía y Melva de Andalucía demuestra que en nuestras fábricas se elabora un producto único, completamente manual y que, por encima de todo, pone en valor los tesoros de nuestras costas. Dicho de otro modo: un aval mayúsculo de lo que hacemos día a día.
¿Qué papel ha jugado el Consejo Regulador para conseguir el sello de Indicación Geográfica Protegida?
El Consejo Regulador de la Caballa de Andalucía y la Melva de Andalucía nace con el objetivo de proteger la tradición y artesanía que acompaña al producto. Un organismo donde los empresarios conserveros andaluces más involucrados con el proceso de elaboración unieron posturas y establecieron las pautas a seguir para diferenciarse.
El Consejo Regulador trabajó durante más de 6 años para que la Unión Europea pusiera el foco todas las virtudes que caracteriza a nuestras latas y reconociera el valor de cada una de ellas
En primer lugar, contábamos con un nombre diferenciador que ayudaba a identificar la región del producto. Genial. Luego, presentamos que sus características gastronómicas son consecuencia del medio: las maravillosas costas andaluzas. Perfecto. Demostramos que nuestra forma de trabajar es leal y basada en una tradición centenaria. Mejor todavía.
Y por último, logramos convencerles con hechos de que todos estos factores son trascendentales en su sabor genuino. Es decir, que la Melva de Andalucía y Caballa de Andalucía solo puede conseguirse con nuestra forma de entender el producto y en esta tierra, claro.
Disfruta de la Melva de Andalucía y la Caballa de Andalucía más deliciosa a través de las marcas asociadas que luzcan el sello IGP
Disfrutar el mejor sabor de nuestras costas es fácil si apuestas por las latas que lucen el sello de Indicación Geográfica Protegida. Cualquiera de las marcas adscritas al Consejo Regulador de la Caballa de Andalucía y la Melva de Andalucía ofrecen la garantía de calidad necesaria, las mejores cualidades de la materia prima y protege la tradición con la que se ha trabajado desde siempre.
¡Anímate a redescubrir el auténtico sabor del mar y confía en el sello IGP! ¡No hay mayor garantía!