La dieta mediterránea es considerada Patrimonio de la Humanidad desde 2010 e incluso un modelo a seguir en lo relativo a medicina preventiva.
El estudio realizado por Bloomberg Healthiest Country Index, posiciona a España como el país más saludable del mundo entre 169 naciones y es que, afortunadamente, contamos con una inmensa variedad de alimentos y productos frescos de calidad que podemos aprovechar en cada temporada.
Lo que diferencia a la dieta mediterránea de las demás es que los aportes principales de grasas saludables y energía vienen del pescado, aceite de oliva y de los frutos secos, además de basarse en 3 principios inamovibles: la alimentación, ejercicio físico y el clima.
A través de esta dieta, considerada ya un estilo de vida, la alimentación junto al ejercicio físico y el clima juegan un papel fundamental. Se busca reducir el consumo de carnes (rojas), hidratos de carbono y azúcares; y se prioriza el consumo de verduras y legumbres, frutas, cereales integrales, frutos secos y pescados y mariscos (frescos o en conserva)
Otra de las reglas de oro es…
Consumir pescado azul como mínimo dos veces por semana. Entre otros beneficios, sus ácidos grasos saludables protegen el sistema cardiovascular y nuestro corazón.
Y en esto, el sector conservero juega un papel fundamental. En la sociedad apresurada en la que vivimos, en ocasiones no encontramos el tiempo necesario para preparar alimentos que completen, nutricionalmente hablando, nuestros los niveles de ingesta mínima diaria. Es por eso que las conservas de pescado (como nuestra #CaballadeAndalucíaIGP y #MelvadeAndalucíaIGP) se convierten en una de las mejores opciones, no solo aportándonos gran parte de todos esos nutrientes que necesitamos, si no que además, están listas para degustar en cuestión de minutos.